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RINCÓN DEL SILURO


Técnicas de pesca





Siluros al lanzado

Si hay una pesca en España, realmente extrema y espectacular es sin duda la pesca del siluro al lanzado, es impactante para la vista del pescador el presenciar el ataque de una mole de más de dos metros en superficie o en apenas un metro de profundidad a escasos metros de distancia, por eso son cada vez son más los pescadores que animados por fotografías de la red o artículos especializados a través de revistas intentan la pesca de esta especie mediante esta modalidad.






Y es que aunque a veces la imagen que se tiene del siluro es la de un pez torpe, con una silueta poco estilizada y poco apta para la caza, más de uno se quedaría sorprendido de la facilidad, destreza y precisión con la que una mole de dos metros es capaz de revolverse en un palmo de terreno para atacar el señuelo.
En otras especies la vista tiene un papel fundamental a la hora de divisar y atacar las posibles presas, pero en el caso del siluro no es así, sólo basta con ver los diminutos ojos que éste posee para adivinar  que no es ésta su principal aliada, en distancias cortas la habilidad que posee este pez para revolverse y atrapar su presa es asombrosa, pero en movimiento a la hora de seguir la presa o el artificial es mucho más lento, de ahí que la recogida de los señuelos para el siluro a de hacerse de forma muy lenta, para que los potentes órganos sensoriales de éste capten el movimiento.




La pesca del siluro al lanzado se realiza desde embarcación bien sea neumática o aluminio dependiendo de las condiciones del lugar de pesca.



SILUROS CON PELLETS



Está forma de catfishing o pesca con pellets está fuera de toda duda que funciona en lugares a los que después de muchos cebados se les ha acostumbrado a comer este tipo de alimento y su buena aceptación por parte de los siluros.




Es una forma más de pescarlos sobre todo en los meses más calurosos del verano, cuando los siluros se encuentran profundos y difíciles para el pescador de lance, en estos meses es casi apostar sobre seguro.
La pesca del siluro con pellets o catfishing se realiza desde orilla, cebando y sacando los montajes y cañas con la ayuda de una embarcación.



SILUROS A MOSCA



Como ocurrió en su día con la pesca de siluros al lanzado, la cual en sus comienzos podía sonar más a ficción que a realidad, hasta que el tiempo se encargó de demostrar que esto no era así, ocurre hoy por hoy con la pesca de siluros a mosca.
Realmente son muy pocos los que han experimentado alguna vez la espectacularidad y descarga de adrenalina que conlleva el ataque y la pelea de una de estas moles con un equipo de mosca, debido en gran parte a que es difícil asociarla con peces de este tamaño.






Por ello habrá gente como a mí me pasó en su día que puedan dudar ya no de su espectacularidad, pero sí de su efectividad, pero para los que estoy convencido, bastaría un solo día de pesca, una sola picada para que todas sus dudas se disipasen en el momento, una tipo de pesca donde lo que más cuenta, mucho más que el poseer una depurada técnica de lance, es el conocer las características y técnicas de caza del gran siluro, el saber distinguir esos lugares que “huelen” a siluro con sólo verlos.






La pesca del siluro a mosca se realiza desde embarcación bien sea neumática o aluminio dependiendo del lugar de pesca.












Distribución y hábitat del siluro







El área original de distribución del siluro son los grandes ríos de la Europa Central y Oriental, (Danubio, Dniepper, Volga, Oural...), pero hoy en día se encuentra ya en buena parte de la Europa Occidental, estando presente en mayor o menor medida en países como Grecia, Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, Francia o España.



Entre los mejores ríos Europeos para practicar su pesca, en cuanto a cantidad y sobre todo calidad, sin duda por encima de los demás destacan el Ebro y el Po italiano y en menor medida el Rhone y el Saone en Francia.










Es este un pez que cuenta con una gran capacidad de adaptación pero que donde mejor se desarrolla es en grandes embalses y ríos de llanura de curso lento y aguas templadas, aunque tolera e incluso se desenvuelve perfectamente en tramos con fuerte corriente, tal vez por su gran tendencia a remontar las aguas.
Prefiere los fondos blandos de barro a las zonas escarpadas y de fondo duro y muy especialmente las aguas turbias, en este tipo de coloración de agua es donde mejor pone en práctica sus peculiares armas de caza, ya que al contrario de la mayoría de depredadores, la vista juega un papel secundario a la hora de atrapar a sus presas, contando mucho más su olfato  y sobre todo los sus potentes órganos sensoriales que detectan el movimiento en el agua.
Es un pez que le gustan los grandes fondos y de hecho la mayor parte del tiempo permanece ahí, en pozas y zonas profundas, pero que no duda ni un momento en adentrarse en lugares de muy escasa profundidad o colocarse cerca de la superficie con el fin de alimentarse.




Alimentación






El siluro es un depredador de hábitos nocturnos que entra en máxima actividad justo al atardecer y en las primeras horas de la noche, aunque esto se produce mucho más bien en la época estival, en primavera y otoño, puede y de hecho está activo en pleno día con toda la luminosidad.



En buena medida esta actividad viene condicionada por la temperatura del agua, siendo sin duda la primavera cuando alcanza el pico de máxima actividad, pudiéndose verlos cazar en pleno mediodía, con el sol en todo lo alto en zonas donde abunda la carpa, como es el caso del Ebro.










Básicamente en su estado alevín se nutre de pequeños invertebrados, pero es éste un pez que crece rápidamente y pronto empieza a basar su dieta en peces.

               
El siluro es un pez dotadísimo para la caza y la captura de presas vivas, en el Ebro el alburno y la carpa componían el mayor aporte alimenticio de su dieta, aunque a día de hoy algo ha cambiado y tal vez los pellets hayan cambiado en gran medida ese comportamiento “depredador”.
Ante todo el siluro es un pez oportunista que es no desaprovechará la ocasión de ingerir casi cualquier cosa que le aporte calorías a su voluminoso cuerpo, desde un pez muerto pasando por una insignificante lombriz de tierra a los habituales pellets con los que se ceban diariamente algunas de las aguas en las que vive, en ellos han encontrado las proteínas necesarias para subsistir  diariamente y se han habituado a ingerir este tipo de alimento demostrando así su gran capacidad de adaptación.


Reproducción




Cuando el agua se sitúa en torno a los 18-20º , allá por el mes de Mayo los siluros toman posiciones de pre-freza buscando zonas muy próximas a la orilla o en cualquier caso de poca profundidad para depositar sus huevas, hierbas sumergidas, ramas de árboles o raíces son necesarias para poder adherirlas.







Todos los años cuando llega esta época si se conoce bien la zona y los lugares elegidos para tal fin pueden contemplarse siluros desovando, todo un espectáculo para la vista de cualquiera que le guste la pesca o simplemente la naturaleza en estado puro.
A lo largo de estos años he podido verlos en lugares diferentes e incluso de diferentes características, desde hierbas inundadas cercanas o no tan cercanas a la orilla a simplemente las raíces de un árbol en un talud sobre la misma orilla y con un par de metros de profundidad, quizás lo más importante es que sea un lugar escondido donde difícilmente sean molestados y que reúna las condiciones para que puedan adherirlas.







En esta época de freza hay una gran competencia por fecundar las “mejores” hembras y los machos son especialmente agresivos, mordiéndose entre ellos y produciéndose a veces lesiones importantes, saliendo totalmente magullados y llenos de arañados, rozados, signo inequívoco de que se hayan en plena tarea reproductora.
Los machos alcanzan la madurez sexual en su tercer o cuarto año de vida mientras que las hembras lo hacen algo más tarde, sobre el quinto o sexto año, un siluro macho con una longitud de 65-70cm está ya preparado para esa tarea.
Para que la puesta llegue a buen puerto y salga adelante es importante que la temperatura del agua no baje de 18 ° C por la noche. Este período suele estar comprendido normalmente sobre mediados del mes de Mayo o dependiendo del año finales o principios de Junio.
Los machos recogen hierbas y pequeñas raíces acuáticas de alrededor del lugar elegido para el desove para hacer un primitivo y rústico nido que limpian con enérgicos movimientos de la cola. En esta época hay competencia por copar los mejores sitios de desove por lo que los machos muestran una gran agresividad.





VÍDEOS DE SILUROS EN PLENA FREZA












Antes de la ovulación la hembra hace una especie de “baile” sobre el nido y ésta es seguida por el macho, los cuerpos de ambos parece que dan vueltas alrededor del nido en una especie de danza íntima, los huevos expulsados por la hembra durante este “ritual” son fecundados por el macho inmediatamente, gran parte de estos huevos expulsados y fecundados se adhieren a la vegetación preparada para ello, pero algunos que caen al fondo muriendo poco después.
Las hembras de siluro son muy prolíficas  llegando a poner huevos a razón de 25.000- 30.000 por kg de peso, estos huevos tienen un diámetro de 2 a 3 mm. El tamaño de los huevos depende en gran medida de la etapa de desarrollo de las gónadas y del tamaño y edad de los peces. Su color es de un blanquecino casi transparente, viscosos y muy adhesivos.
La puesta es supervisada por el macho durante el período de incubación que es de unos 6-7 días, dependiendo de la temperatura del agua, a mayor temperatura, menor será el tiempo que tarde la eclosión. El macho durante el tiempo que tardan los huevos en eclosionar se encarga de proporcionar oxígeno mediante movimientos constantes de la cola.
Cuando se produce la eclosión salen a la luz una especie de minúsculas larvas que a los tres o cuatro días ya se asemejan a diminutos alevines que comienzan a nadar, es entonces cuando el macho abandona el nido.







Estos babysiluros son de color negro y miden sobre 6-7 mm, asemejándose a pequeños renacuajos, a los 5-7 días después de la eclosión ya empiezan a alimentarse de alimentos vivos: gusanos, quironómidos, larvas de insectos o pequeños crustáceos. En esta fase, los alevines nadan muy lentamente permaneciendo siempre en grupo, siendo muy vulnerables a los depredadores, cangrejos, grandes carpas, basses, luciopercas o incluso los propios siluros.
Su supervivencia depende en gran medida del entorno, del hábitat y de la capacidad para saber refugiarse y por tanto sobrevivir, es durante este primer año de vida cuando más posibilidades tienen de causar baja, hasta un 95% pues son muy vulnerables y son pasto de numerosos depredadores.






Alberto Millán Guía de Pesca

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