La pesca es mucho más que siluros y a veces necesitas cambiar de hábitos y salir de la rutina, pescar otras especies tan dispares en tamaño, forma y entorno como nuestra trucha fario.
La verdad después de casi un año sin visitarlo necesitaba hacerle una visita a este rincón que independientemente de la pesca merece la pena ver sólo por disfrutar de unas horas en un paraje como el de este diminuto río, sin más compañía que la soledad, el silencio, la naturaleza, el sonido del agua en movimiento y como no las truchas que lo pueblan...
Con el encanto y el misterio de saber que otra maravilla te vas a encontrar después de la siguiente curva, me encanta este precioso rincón del que las fotos hablan por sí solas...
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